“El reto de Hacía un ruido consistió en plasmar un hecho político tan significativo como la revuelta sin consumirlo ni estetizarlo"
Con motivo de la presentación en Valencia de su libro "Hacía un ruido. Frases para un film político"
(Contrabando, 2016), María Salgado entabló un diálogo con Fede Fojas acerca del
lugar de este libro en el conjunto de su obra, su vinculación con la revuelta
del 15M y el papel de la política en su poesía.
¿Qué lugar ocupa
Hacía un ruido en tu trayectoria?
Hacía un ruido
organiza un tiempo de mi investigación como poeta. Tardé cuatro años en
escribir Ready. Hacía un ruido también me ocupó otros cuatro años de exploración.
La diferencia entre ambos radica en el procedimiento de escritura: aunque Ready pone en cuestión la forma del
poema, mantiene su estructura lírica; Hacía
un ruido explora otras opciones como el collage,
expansiones alternativas en la página o la mezcla de materialidades verbales.
Esta apuesta no se reduce al mero juego con el sistema poético sino que surge
de la necesidad de contar una realidad nueva que busca ser codificada con un
nuevo lenguaje: estoy hablando de los acontecimientos sociales, políticos y
económicos de los últimos años, pero no desde la mirada de los medios ni del
discurso académico. Tengo la sensación de que mis obras me han llevado a
trasladar estos fenómenos al terreno poético, a buscar una voz o voces que sean
capaces de hablar por lo que pasó en la Puerta del Sol: ¿Cómo enunciar el
disturbio? ¿Cómo trasmitirlo? ¿Cómo descifrar su mensaje? ¿Qué nos está
diciendo respecto al tiempo histórico?
Ready
El intento de incluir
otras voces dentro de tu poemario ¿no rompe también con el protagonismo del Yo
poético del autor?
Hay una forma que solemos asociar con la poesía que ocupa
demasiado espacio en el archivo de nuestra memoria. Poesía es el uso del
lenguaje que no tiene que ver con dar información. Es un trabajo con la lengua
que busca mirarla.
El cuestionamiento de la poesía tradicional parte por el
cuestionamiento de su protagonista. Este Yo poético es un producto histórico,
no una constante en la poesía. A lo largo del tiempo ha habido más yoes y menos
yoes, incluso ha habido propuestas para transformarlas en otra cosa. En Hacía un Ruido, las partes biográficas
están confundidas con otras voces. Es una manera de abrir el espectro de yoes:
mi yo biográfico estuvo en el 15M, mi yo poético es una elaboración compleja
sobre una materia que estuvo allí, pero quiero incluir más gente porque
considero que mi experiencia no tuvo tanta relevancia, porque estaba conectada
a un acontecimiento mayor que nos unía a todos los presentes en la Plaza del
Sol. En el fondo, el 15M no fue una agregación de vivencias individuales, fue
una experiencia colectiva que fluía entre los cuerpos. Por este motivo tenía
que romper con el convencionalismo poético de dar una mayor relevancia al Yo
del autor. No quería traicionar el espíritu asambleario.
Ya que mencionas los
acontecimientos del 15M, ¿Qué lugar tiene la política en tu poesía?
Para mí el reto de Hacía
un ruido consistió, ante todo, en contar o plasmar un hecho político tan
significativo como la revuelta sin consumirlo, ni estetizarlo de manera estancada.
Era necesario conservar el misterio en torno al cual giraba el 15M, incluir a
sus protagonistas; estas eran las cuestiones que me tenían preocupada mientras
que escribía el poemario: hacerme cargo de ese mundo. Una de las soluciones fue
manipular un audio en el que la protagonista contaba una historia sobre un
hecho pasado, mi intencionalidad fue la de generar una complicidad entre el
lector y el protagonista de la historia de tal manera que surgiera una
sensación de comunidad, una comunidad que conviviera en el texto poético.
En cuanto a la política, creo que ha sido una de las
preocupaciones del arte contemporáneo y que existen mil maneras de resolverla.
Mis libros tienen que ver con el tema de la política y una exploración formal
que intenta trazar unas utopías de comunicación como horizonte. En Hacía un ruido prima la parte temática:
los contenidos son las frases sobre la política, unas frases feas y prosaicas
que no están revestidas de la belleza de otros temas. El collage como forma, como manera de construir con otras voces, es una
apuesta estética muy política porque busca poner estas voces en un mismo plano
para que el lector juzgue. Ezra Pound, en uno de sus poemarios más importantes
llegó a incluir a los protagonistas sociales y económicos de su tiempo: habló
de políticos y banqueros con nombres y apellidos juntándolos con el Ulises de
Homero o Arnaut Dariel, ningún tema le era ajeno. Este era para mí el reto: dar
cabida a esas frases feúchas, esas frases sin vuelo, no codificadas por la
literatura, intentar mirarlas desde el prisma de la poesía sin transformarlas.
María Salgado dialoga con Fede Fojas |
Sin embargo, en Hacía un ruido no solo trabaja con esta
polifonía de voces sino que también se constituye como una reflexión poética en
torno a una serie de palabras o conceptos vitales para la representación (o
presentación) del mundo político en la poesía. Por ejemplo, ¿podrías hablarnos
del concepto invisible-existente al que recurres repetidamente a lo largo de tu
poemario?
La pregunta fundamental de cualquier sistema de pensamiento
se puede plantear de una manera sencilla: ¿Qué es esto? Y luego ¿Quiénes somos?
En Hacía un ruido, es la pregunta emocionante
por el sujeto de nueva formación que ha perdido su relato histórico y
categórico: ya no es campesino, ni plebeyo, ni proletario… Hasta la palabra
ciudadanos está tomada por un lado del espectro político. La disputa por la
apropiación de estas palabras pertenece al terreno de la filosofía política, lo
que pretendo es escenificar la disputa. Conceptualmente es una aspiración
ambiciosa, pero materialmente creo que es humilde porque incluye desde
especulaciones superficiales hasta las reflexiones de Ranciere. Todos están
situados a la misma altura. Es el lector quien tiene que posicionarse.