jueves, 15 de enero de 2015

POESÍA DE PALABRAS Y HECHO

Crítica de Agustín Calvo Galán publicada  en Revista de Letras (La Vanguardia) el 2 de enero de 2015

Sergio Pinto Briones | Foto: Le petit Canibaal
Sergio Pinto Briones | Foto: Le petit Canibaal
Ya lo dijo Joan Brossa, que el poema debía extenderse más allá de las páginas del libro. Es así, en esa extensión, en esa manera de salir al mundo, a la vida, de salirse de la poesía, de la poesía tradicional, donde podemos dar vida, ver crecer a las letras impresas y también hacer confluir las artes plásticas y la literatura. También es ahí, fuera de la página, cuando podemos hallar algunas experiencias poética que, de manera genérica, llamamos poesía experimental, y más concretamente se refieren a diferentes ámbitos como la poesía visual, la acción poética, la poesía fonética, etc. donde se hace convivir y se mezclan varias disciplinas, y que tienen en las vanguardias artísticas de principios del siglo XX uno de sus puntos –por no decir el principal– de referencia y continua fuente de inspiración para la ruptura, siempre higiénica, con lo establecido y conformado, en la consecución no solo de la originalidad, sino de un avance estético y ético, más allá de las modas y los modismos ad hoc.
En la actualidad, muchos son los autores que siguen ampliando, en este sentido, el campo de acción de la poesía. Uno de los ellos es Sergio Pinto Briones, nacido en Santiago de Chile y residente en España desde el 2005, que ha venido desarrollando una gran actividad cultural en Valencia, ciudad en la que reside, en especial desde un local en el populoso barrio de Ruzafa, Le petit Canibaal, un lugar que es a la vez librería y espacio para desarrollar diferentes iniciativas culturales como la revista Canibaal, de concepción literaria y experimental, en la cual Sergio desempeña la dirección literaria. En los últimos números, la revista Canibaal ha conseguido reunir una serie de nombres siempre interesantes del panorama artístico y literario, tanto de nuestro país como del ámbito latinoamericano, como Chema Madoz, Enrique Vila-Matas, Rául Zurita, Rafael Gumucio, Arnau Puig, Julián Herbert, Bartolomé Ferrando, Clemente Padín, Reynaldo Jiménez, Alberto García-Alix, Mario Santiago Papasquiaro, Jacobo Siruela, Ana Curra, Antonio Pérez, Carmen Calvo y un larguísimo etcétera.
Contrabando
Contrabando
Por otro lado, Sergio ha desarrollado su propia obra como poeta y artista visual. En cierta medida su libro De facto (Contrabando, 2014) reúne ambas vertientes de forma muy clarificadora. A la manera del famoso Ou amb dos rovells de Joan Brossa (que se dividía en Tast de poemes objecte y Tria de poemes conversables), aunque sin el envoltorio objetual, el libro de Sergio está dividido en dos partes, la primera titulada Barbaridades in situ y la segunda El balcón de la planta baja; dos caras de una misma moneda poética: la primera sustenta y fija una obra gráfica asentada en la transformación tanto del signo gráfico como del signo lingüístico en una conversación o en un juego entre lenguajes creativos. Asimismo, y de manera insoslayable, el libro crece en la denuncia de algunos de los aspectos más controvertidos de la vida moderna como la religión, el poder, o el sexo, de manera simbólica, aunque efectiva. En la segunda parte, el texto retoma su protagonismo poético, y se nos narran diferentes situaciones que el lector/espectador podrá espiar cómodamente desde su balcón (según la metáfora que propone el título de esta parte), desde su primera fila, que le llevará a escuchar conversaciones privadas, pues aquí la entidad del diálogo entre dos personas, -que le permite al autor construir tanto la cotidianeidad como lo extraordinario de las relaciones de pareja con muy pocos elementos-, nos da pie a identificar tanto las heridas como los besos que nos proporcionan las relaciones humana. Además, el lenguaje, la lengua hablada representanta gráficamente, es usado para superar situaciones de comunicación y/o incomunicación, y también para que el lector tome un protagonismo activo e interprete lo que lee, y goce así de los juegos de representaciones que el autor le propone, como el poema en forma de escalera que dice:

Sobre el autor

Agustín Calvo Galán
Agustín Calvo Galán (Barcelona, 1968) ha publicado 'Letras transformistas', una selección de sus poemas conceptuales y visuales (2005), 'Otra ciudad' (libro objeto, 2006), 'Poemas para el entreacto' (2007) y 'A la vendimia en Portugal' (2009). Su obra como poeta visual ha sido recogida en varias antologías especializadas.

lunes, 5 de enero de 2015

LA FICCIÓN DE LA VIOLENCIA REAL

Artículo de FRANCISCO SOLANO publicado en BABELIA, El País, el 30 de diciembre 2014 

El rigor y el estilo despojado de Rodrigo Rey Rosa brillan en dos nuevos volúmenes

La violencia en Guatemala atraviesa la obra literaria de Rodrigo Rey Rosa. / REUTERS
  
La actitud de querer entender cambia la percepción de la realidad”. Esto dijo Rodrigo Rey Rosa (Guatemala, 1958) en una larga entrevista concedida a este diario hace ahora un par de años. La frase, como en general su prosa, se opone a la provisión de la certeza abriéndose a la averiguación, que no tiene fin. Con ese riguroso tanteo, y un estilo despojado de los adornos congénitos del escritor americano, Rey Rosa ha ido construyendo una obra sólida, contundente, de una proverbial contención, cuento a cuento, novela a novela (ninguna extensa), de aparente voz neutra en la que resulta indudable el reflejo de la veracidad. No es un caso común, y menos en una tradición de poca hegemonía como la guatemalteca. Rey Rosa es escritor de amplias geografías, sustentadas en una biografía de tránsitos, de Guatemala a Nueva York, de allí a Tánger y vuelta al origen, sin desdeñar otros foros. Su iniciación en la escritura, de la mano de Paul Bowles, le procuró cierta objetividad a la que se ha mantenido fiel, complicándose hasta límites que alcanzan una perfección irrestañable. Pienso, en concreto, en el cuento ‘Otro zoo’, donde se sondea una condición poco explorada: la paternidad protectora, inútil, casi fantasmal, vencida por la amenaza. Es un ejemplo entre tantos que contiene este hermoso volumen, 1986. Cuentos completos, que se suma al publicado en 2013, también porAlfaguara, de las novelas breves reunidas en Imitación de Guatemala,y que completará otro volumen con las novelas restantes. Una propuesta editorial que consolida una obra severa, de impecable ejecución, y así agrupada es una felicitación para sus adeptos.
Cuatro textos inéditos —uno de ellos, ‘Entrevista en Ronda’, también reproducido en La cola del dragón— son las sorpresas que deparan las seis colecciones de cuentos, desde ‘El cuchillo del mendigo’ (1985) a ‘Otro zoo’ (2005), veinte años de variaciones sobre la intimidación y la violencia, persistencia que parece quebrarse en la pieza ‘Desventajas de la santidad’, un ejercicio que cede a lo burlesco valiéndose de una entrevista imaginaria a una santa actual, parodia acaso de una santa Teresa proclive a la fama y a permitirse la mentira. ‘1986’, que da título al volumen, es la odisea de un individuo trastornado que escapa de un encierro en la selva para vengarse incendiando una casona, personaje al que el autor califica de “poeta por temperamento y criminal por necesidad”. ‘Gorevent’, que cierra el volumen, recobra la violencia contando el motín de un correccional con consecuencias brutales, de sacrificio maya, en el cuerpo de un maestro que impartía allí talleres de escritura.
La cola del dragón es una miscelánea de artículos, reportajes, ensayos y crónicas, cuya parte central —consulta en destartalados archivos, datación de informes, versiones periodísticas (estatales o veraces) de las atrocidades padecidas en Guatemala— enlaza con El material humano, libro que Rey Rosa amparaba en el género de la novela (“ésta es una obra de ficción”) proponiendo puntillosamente los nombres de ciudadanos fichados, listado de delitos políticos, profesiones más comunes de los fichados, incluso faltas ortográficas frecuentes y porcentajes de suicidio. O sea, la reducción a la nota de registro en que se resuelve la maldad. En aquel libro el escritor seguía el procedimiento de transcripción literal que debía imponerse comoverdad, pero los datos, aunque contundentes y fieles a los hechos, se contaminaban de ambigüedad con las páginas donde el autor incluía sus lecturas (Voltaire, Borges) que, más sutiles y precisas, llevaban lo real a un terreno indeterminado. Los textos que reúne La cola del dragón intentan, por el contrario, apartarse completamente de la ficción, y hay ocasiones en que su labor se circunscribe a copiar los documentos, dándoles así luz pública, sin la intervención del análisis o el juicio. Ese método administrativo produce, sin embargo, un efecto aterrador, pues pone más en evidencia la materia que se manipula, que grotescamente deriva, en los pronunciamientos oficiales, a cuestiones de concepto (si se trató o no de genocidio) por encima de las horribles matanzas. Con su declarada “actitud de querer entender”, Rey Rosa se abisma en los horrores de Guatemala, que, en el conflicto armado interno, según el informe Guatemala, nunca más, “señala al Ejército nacional como responsable de más del 90% de los asesinatos y desapariciones ocurridos entre 1960 y 1996, sobre todo entre miembros de las etnias guatemaltecas de origen maya”.
Estas páginas registran tanta violencia institucional (nunca descrita, simplemente anotada) que, en el reportaje que el autor dedica aRodrigo Rosenberg (el abogado que grabó un vídeo antes de su muerte, acusando al Gobierno de su asesinato, que resultó un suicidio planificado), el escritor se ve obligado a advertir que “la lectura podría ser desmoralizadora y poco placentera”. También en estos textos destinados a periódicos y revistas, la concisión y el brillo metálico del estilo de Rey Rosa —incluso sometido a la prosa administrativa— induce al lector a indagar con él los mecanismos que ocultan la verdad.
1986. Cuentos completos. Rodrigo Rey Rosa. Alfaguara. Barcelona, 2014. 456 páginas. 20,50 euros (digital, 12,99).
La cola del dragón. Rodrigo Rey Rosa. Ediciones Contrabando. Valencia, 2014. 256 páginas. 12 euros.