martes, 25 de febrero de 2014

"Trama de grises", de Jerónimo García Tomás

ENTREVISTA A JERÓNIMO GARCÍA TOMÁS, con motivo de la aparición de “Trama de grises” (Ediciones Contrabando)

El Péndulo (VLCNoticias) ha entrevistado a Jerónimo García Tomás con motivo de la aparición de su libro “Trama de grises”, recién publicado por Ediciones Contrabando.

El Péndulo: ¿Qué es ‘Trama de grises’, a qué se va a enfrentar el lector cuando abra tu libro?
Jerónimo García Tomás: ‘Trama de grises’ contiene nueve relatos de corte más o menos realista. Algunos son de género negro, otros, no. Pero creo que hasta los que no entran del todo en esta clasificación contienen algún elemento de fondo que los acerca al género, elemento que de alguna manera proporciona cierta unidad o coherencia al libro.

E.P.: ¿Por qué te entusiasma el género negro?

J.G.T.: No sabría qué responder a eso. ¿Por qué nos gusta la literatura, el cine, el arte, etcétera? Siempre me ha apasionado la novela realista norteamericana de la primera mitad del siglo XX y considero que la novela negra forma una parte muy importante de toda aquella producción. Aunque obviamente, por las razones elitistas de siempre tan intrínsecas al mundo literario, nunca se ha reconocido a los autores de género tanto como a otros. Para mí Hammett o Chandler son tan importantes como lo pueda ser cualquier autor de la generación perdida. Manchette consideraba el género negro como una de las mayores aportaciones del siglo XX a la literatura. Estoy de acuerdo con él.

E.P.: ¿Cuál es la conexión de ‘Trama de grises’ con los autores de género negro que admiras?

J.G.T.: Aprendí a escribir imitando a esos autores. Copiando descaradamente y de manera terrible, claro, a Chandler, Goodis… Con el tiempo supongo que me pasó lo que a todos, me fui distanciando poco a poco de mis modelos y fui encontrando una voz propia. Pero la influencia de éstos siempre te sigue de alguna manera. Como siempre me interesaron mucho más los clásicos del género que los contemporáneos; en determinado momento me di cuenta de que mi reto iba a ser mantener esa influencia sin sonar anacrónico. Los nueve relatos de ‘Trama de grises’ han sido escritos y corregidos a los largo de un periodo de unos diez años. Creo que mantienen una cierta homogeneidad de estilo, pero está claro que unos acusan mis influencias más que otros. En algunos casos puede tratarse de una decisión consciente y en otros, no tanto. Por ejemplo, cuando escribí ‘La mujer del andén’ tenía muy claro que buscaba un relato al estilo de la novela negra primitiva, algo que pudiera haber sido publicado en Black Mask. ‘La charca’, por otro lado, puede recordar a los cuentos de Hemingway. En ‘Expedición nocturna’ probablemente buscaba un lenguaje más cercano al del paperback de los 50. En otros, como decía, no me planteé este tipo de cosas, y algunos de mis lectores han detectado influencias o referentes que yo no hubiera imaginado.

E.P.: ¿Cómo ves el género negro en España?

J.G.T.: Confieso que apenas leo novela negra española. La poca que he leído no es actual y la leí hace demasiado tiempo como para tener una opinión fiable. Recuerdo que alguna cosa de Manuel de Pedrolo me gustó. Y ‘El inocente’, de Mario Lacruz. De todas formas, desde hace unos años parece haberse revitalizado el interés por el género en nuestro país. Hay muchos certámenes y festivales relacionados con la novela negra. Se está publicando mucho y, lo que me parece más interesante, se están reeditando muchas obras de autores que llevaban décadas fuera de nuestras librerías, como Bill S. Ballinger o William Riley Burnett.

E.P.: Eres un gran cinéfilo y has dirigido cortometrajes. ¿Hay un cruce entre cine y literatura en tu escritura, en tu manera de narrar?

J.G.T.: Supongo que sí, claro. Se podría etiquetar mi estilo de cinematográfico. Pero esto me viene ya no sólo de mi pasión por el cine sino de toda la literatura con la que me he formado. También eran cinematográficos Hammett y Dos Passos.

E.P.: En la portada del libro hay una imagen de Roma. ¿Qué es para ti Italia? ¿Cómo te influencia?
J.G.T.: He vivido en Italia dos veces, la primera en Roma y la segunda en Génova. Italia ha sido muy importante para mí. Hasta qué punto puede haber influido en mí trabajo es algo que no sabría decir. Uno de los relatos del libro tiene una relación bastante directa con mi experiencia en Roma, que es ‘Contratación’. Y cuando escribí ‘Expedición nocturna’ tenía presentes ambientes y personajes de cierto cine italiano de los 60 y 70. De ahí lo de utilizar nombres propios como Rizio o Lambo, que sería una especie de abreviatura rara de Lamberto.

E.P.: ¿Te ha influenciado entonces el cine policíaco italiano de los 70?

J.G.T.: Bueno, no estaba pensando sólo en el policiaco cuando hablaba de ‘Expedición nocturna’. Pero sí, el personaje de Rizio podría recordar a uno de los delincuentes sádicos que solía interpretar Tomas Milian, por ejemplo. Es esa visión de la criminalidad marginal de los barrios bajos que se daba tanto en el llamado poliziesco como en algunos films sociales de la época. El poliziesco me interesa mucho, de todas formas, y donde más me influyó fue en mi segundo cortometraje, ‘El arma’, que en parte es un homenaje a aquel cine.

E.P.: En Valencia hay lugares especializados en novela negra, como por ejemplo la librería Cosecha Roja. ¿Qué te parece la aparición de estos espacios? ¿Permiten ampliar el interés en el género negro?

J.G.T.: Me parece estupendo, claro. Forma parte de esa revitalización de la que hablaba antes.

E.P.: Uno de tus autores preferidos es Manchette. ¿Qué valoras de sus novelas?

J.G.T.: Me encanta Manchette. ‘Fatal’ es una de mis novelas preferidas. Para mí, es el autor de novela negra más interesante de la década de los 70, junto con el británico Ted Lewis, al que prácticamente no se conoce en nuestro país. Es cierto que la obra de Manchette puede ser un tanto irregular, que no todas sus novelas están al mismo nivel. Pero las que son buenas me parecen brillantes. Me gusta la manera en que utilizaba de manera tan explícita elementos típicos y ya codificados del género para, a partir de ellos, elaborar un discurso y una poética propia. Consiguió ser el mejor renovador de su generación a base precisamente de volver a las raíces. Además, le admiro el dominio de la técnica objetivista que llegó a demostrar en sus últimas novelas.

E.P.: ¿Cuál es el leitmotiv de los nueve relatos de ‘Trama de grises’? ¿Qué los une para estar en un mismo libro?

J.G.T.: No sé si puede hablarse de un leitmotiv. No es que exista realmente una unidad temática, o algo por el estilo. El título vendría a hacer referencia a la ambigüedad que suele ser característica de las situaciones que describo, al hecho de que no haya buenos y malos o de que los posicionamientos morales nunca terminen de quedar claros. A nivel temático, supongo que hay cuestiones que aparecen y vuelven a aparecer, aunque no siempre soy consciente de esas cosas. Hace un tiempo me señalaron que un tema recurrente en mis relatos era el de la manipulación. Y es cierto. Es un tema recurrente. Pero nunca había reparado en ello hasta ese momento. En el libro, de todos modos, hay relatos que podrían encajar en distintas definiciones. Los hay más dramáticos, más cómicos, más de género, más naturalistas… Pero aún con todo, no creo que haya ninguno que desentone. A nivel tanto formal como de contenido, me parece que forman un conjunto rico pero homogéneo.

E.P.: La ambigüedad moral de la que hablas, y que en cierto modo preconizas, significa que desechas todo referente moral? ¿La literatura, según tú, no debe respaldar ninguna postura ética?

J.G.T.: No voy a entrar a debatir en torno a lo que la literatura debe o no debe hacer. De lo que sí huiría totalmente es de hacer literatura con fines didácticos y moralizantes. La postura ética uno la tiene y la vuelca en lo que escribe aunque no quiera. A estas alturas todos tenemos ya bastante claro que los textos totalmente limpios no existen, que hasta la mayor neutralidad está condicionada de una manera u otra por quien la utiliza. No creo que nadie se pueda llevar a engaño a este respecto. Lo que yo nunca haría es forzar la presencia de dicha postura. Es decir, nunca me plantearía que postura ética quiero mantener en lo que escribo ni me preocuparía por plasmarla. El tipo de literatura que me interesa es el que mantiene al narrador lo más apartado posible de la historia, el que nunca juzga a los personajes y el que trata de dejar que el lector saque sus propias conclusiones. Respecto a la ambigüedad moral, la buena novela negra se ha distinguido siempre por ella, y por evitar el maniqueísmo de blancos y negros que sí ha podido caracterizar otros géneros populares.

E.P.: La literatura negra clásica empleaba muchas veces el relato para hacernos una precisa radiografía de su época, mostrar el lado oscuro, perverso y siniestro del poder. ¿Te sientes vinculado a esa opción o distante de ella?

J.G.T.: Sí, es uno de los aspectos del género en el que más se hace hincapié últimamente. No me siento ni vinculado ni distante. Algunos de los relatos de ‘Trama de grises’ pueden tener un componente social, como ‘El contrato del gas’ o ‘Una mujer demasiado alta’. En cualquier caso, nunca ha sido algo que me haya planteado de antemano. Ha surgido así, y punto. La radiografía de la época y el mostrar el lado siniestro del poder es algo que la novela negra puede hacer y ha hecho en múltiples ocasiones. Pero también me parece importante recordar que no es lo único que puede hacer. Lo digo porque a veces tengo la sensación de que se recurre al argumento del retrato y la denuncia social como el único modo de defender el género frente al menosprecio de la crítica elitista, y esto me parece un error. El género ha dado a lo largo de su historia un buen número de obras lo bastante buenas y con los suficientes valores estéticos como para ser defendidas desde una perspectiva estrictamente literaria. El valor del género como vehículo para el retrato social está ahí y me parece bien reivindicarlo, pero no debe convertirse en un clavo ardiendo al que agarrarse. Eso sería contraproducente.

E.P.: Tus relatos, en gran medida, eluden los elementos más típicos y efectistas del género (crímenes, detectives, policías corruptos…), y desarrollan sus tramas en escenarios mucho más cotidianos. ¿Por qué prescindir de lo que todo el mundo espera encontrar y centrarse en aspectos que, en principio, pueden atraer poco al lector?

J.G.T.: Bueno, algún que otro crimen si que hay. Pero entiendo lo que dices. No es que huya de esos elementos típicos, pero hasta el momento supongo que me ha atraído más la idea de utilizar el lenguaje del género para acercarme a entornos y personajes cotidianos. Esto tampoco es algo nuevo. Los pequeños delitos mezquinos que se cometen en casa del vecino, incluso sin detective que los investigue, pueden resultar tan interesantes como las guerras ente mafiosos o los chantajes a ricos decadentes.

E.P.: ¿Has pensado llevar al cine alguno de estos relatos?

J.G.T.: No, nunca. Lo que busco en la literatura no suele coincidir con lo que me gusta hacer en cine. En principio, no me veo interesándome en adaptar nada mío. Pero nunca se sabe.

E.P.: Supongo que estás escribiendo algo nuevo ahora. ¿Persistes en el mismo género?

J.G.T.: Estoy terminando una novela ahora mismo. Y sí, es negra.

El Péndulo de VLCNoticias/Jimmy Entraigües
20 de febrero de 2014.


lunes, 10 de febrero de 2014

Entrevista a Sergio Pinto Briones














ENTREVISTA DE LA REVISTA NONADA

Por RAFA HONRUBIA de la revista NONADA/ Fotografía: Eva Mista NONADA.E LA ografía: Eva MÁ estlizaron a Sergio por el medio Nonada.áñez
Fecha: 30 de enero 2014


Experimentar y recorrer los límites indefinidos e infinitos de la imaginación. Para unos la frontera es estanca, para otros es apertura. El artista chileno Sergio Pinto Briones prefiere saltar la alambrada. Por eso ha elegido la poesía visual, porque es allí “donde falta explorar”. El pasado jueves presentó su libro ‘De Facto’ en la galería Imprevisual de Valencia.

Como periodista ha colaborado en ‘El País’, ‘Calle 20′, ‘National Geographic’, y en Chile, en ‘The Clinic’. Ahora es editor literario de la revista ‘Canibaal’ y vive en Valencia después de un periplo que le ha llevado por Barcelona, París y Madrid, además de su Santiago de Chile natal. Su dedicación actual es recorrer la imaginación, adónde llega asiduamente mediante la poesía visual. En concreto con ‘De Facto’, que es la suma de dos obras ya publicadas anteriormente: ‘Barbaridades in situ’ y ‘El balcón de la planta baja’.
Sergio Pinto Briones refiere un frase brillante del escritor checo Gustav Meyrink para interiorizar la poesía visual: “aprender a ver las formas viejas con ojos nuevos, en lugar de mirar, como hasta ahora, las formas nuevas con ojos viejos”. Desde su punto de vista, en este entendimiento reside la fórmula de la “juventud eterna”. La juventud es una forma de experimentación. Con 18 años, en un regimiento del norte de su Chile natal, accedió a la que entonces todavía era la segunda oficina de Augusto Pinochet cuando era Comandante en Jefe del Ejército. Dejó las marcas de sus zapatos en el escritorio del dictador. Quizá estas huellas fueron el origen de su poesía visual.

¿Qué es la poesía visual?Joan Brossa dijo “todo lo que se ve y es poesía, eso es poesía visual”. Es decir, es la mezcla perfecta entre la poesía convencional con las artes plásticas. Esta expresión pertenece al corpus de la poesía experimental donde su gran precursor en España fue Gómez de la Serna a comienzos del siglo XX. Esta unión entre ambas expresiones permite la eclosión de significados que muchas veces las palabras y las imágenes carecen por separado. Es el convencimiento total de la plasticidad del lenguaje verbal e icónico, de la vida misma. De cómo la poesía y la vida es verbo, es acción. Es un mirar hacia delante, sin dejar de mirar atrás. Admirar a los padres poéticos, pero también desobedecerlos, no caer en la sumisión. La poesía es eso, lo contrario es resignación y estancamiento, llevado a la pintura, sería quedar pegado en la pintura de los bodegones.
Hablamos de una disciplina que no es nueva, se lleva haciendo siglos y, sin embargo, se ha mantenido en una segundo plano. ¿A qué crees que se debe esto?Ya las antiguas civilizaciones conocían el potencial de este tipo de expresión. El mejor ejemplo son los ideogramas chinos y los caligramas griegos. Bellísimos. Siempre ha habido personas que han practicado esa unión con el lenguaje icónico. Hemos pasado por el oscurantismo-eclesiástico medieval, luego el renacimiento con fecundos frutos, pero la ilustración encandiló a través de respuestas extremadamente racionales, dejando encasillado como estanterías a las diferentes expresiones, asimilando la idea que todo son leyes y no paradojas, cuando lo cierto es que la poesía y las artes son la más pura paradoja.

¿La poesía visual está más cerca de las artes plásticas o de la literatura? ¿Es una mezcla de ambos?Como es la mezcla de ambos, hay poetas visuales que se encuentran más cercanos a la literatura y otros a las artes plásticas. Yo en particular, me siento cada vez más cercano a las bellas artes, a lo expositivo. Hago poesía visual en papel y en videoarte, donde exploro los límites del lenguaje también a través de las nuevas tecnologías. De momento, eso para mucha gente es muy extraño. Sólo es tomar el ímpetu de los vanguardistas que no se conformaron con que la imaginación era circundada en una única forma de expresión. Lo contrario es invalidez mental. Una cosa es no manejar la técnica, hay que superar el miedo, la imaginación es infinita, y el verdadero poeta lo sabe, como los renacentistas. Por eso muchos usan su cuerpo en las performances, pintan, escriben novelas, hacen películas, todas mentes muy sensibles. En ese sentido, los vanguardistas fueron tremendos y también muy difamados al comienzo por los oportunistas que luego se sumaron al carro del éxito cuando los vanguardistas ya eran un canon.

¿Qué proceso sigues para construir un poema visual?La intuición, trato de no intelectualizar al comienzo. Primero aglutino sensaciones que luego me llevan a una imagen y luego viene la idea. Desarreglar los sentidos, vaciarse, y sacar prejuicios. Eso es ser subversivo, no creer en las leyes de la literatura. Perder miedo al ridículo, perder el control con la imaginación. Ya lo dijo Blake: “Si las puertas de la percepción fueran purificadas todo se aparecería al hombre tal cual es: infinito”. La poesía visual va en ese camino.
‘De Facto’ desprende una ironía afilada que se ahorra los efectismos innecesarios para criticar a una sociedad cada vez más dominada por los iconos y las imágenes. ¿Es el símbolo, en cualquiera de sus formas, más potente que la palabra?Sí, muchas veces los símbolos y los códigos ayudan a cambiar miradas, modos de pensar, ver otras realidades que las preestablecidas por el lenguaje convencional. Son una puerta extrasensorial al pasado y al presente, y con esto no hablo de esoterismo. Todo lo contrario. Hablo de la imaginación donde no caben las formas y la percepción ordinaria. Es un ir más allá, y creo que los verdaderos poetas lo captan y lo entienden.
¿Cómo definirías tu poesía?Yo hago poesía visual que se llama ‘Concreta’, donde los símbolos y las palabras interactúan en el papel o la tela en blanco, como parte del lenguaje del silencio como paisaje. Como un trabajo de escultor voy puliendo, hasta llegar a la esencia de la poesía. Muchos la encuentran minimalista, pero nada de eso. No es poesía convencional. No se pueden comparar. En esa simpleza o minimalismo que llaman algunos, está la complejidad más absoluta.
Estamos inundados de signos e imágenes y, sin embargo, la escuelas españolas carecen de asignaturas que analicen el lenguaje visual…Sobre todo porque las escuelas están hechas a bases de mecanicismos, donde no entra lo extrasensorial, sólo lo sensorial domesticado, por lo que la imaginación, la más viva expresión, está relegada. A los niños en las escuelas los subestiman no mostrándoles la simbología. Pensar que las simbologías se enseñan en los colegios lo veo lejano. A los estudiantes de Psicología se les imparten Psicoanálisis someramente, en un solo semestre. Eso es una inmoralidad. Para muchos el tema del psicoanálisis, los símbolos son considerados casi pseudociencias. Primero hay que cambiar la mentalidad, sacarse de la cabeza los patrones de la iglesia que, aunque se reniegue de ella, la inquisición mental permanece todavía en el país que creó esa institución (Santo Oficio).


Estás haciendo un documental sobre educación libre…Es un documental sobre la Escuela Libre Tierra de Niños, de Valencia. He registrado con mi cámara a niños íntegros jugando, aprendiendo libremente, acompañados de un entorno con mucho amor y respeto a su individualidad. La educación es un tema que me apasiona, ya que está muy relacionada con la imaginación. La palabra educar viene de ‘ex ducere’, es decir, sacar desde dentro hacia fuera. Allí deberían estar los maestros, sacar lo mejor de los niños, sin usurparles. Los maestros tienen una gran responsabilidad en sus manos. Yo a muchos profesores del sistema público y privado les diría que se plateen qué es la educación, ya que muchos de ellos transmiten todas sus inseguridades y neurosis a los chicos, creando réplicas en los menores a través de su poca visión de mundo, sus pocas lecturas y el miedo a conocer expresiones nuevas a través de la imaginación.

"Hay que ir directamente al lector"




















Entrevista en el Periódico VLC Noticias
MANUEL TURÉGANO: “HAY QUE IR DIRECTAMENTE AL LECTOR, CONTACTAR CON ÉL, BIEN PERSONALMENTE, BIEN A TRAVÉS DE INTERNET”

Por El Péndulo/ Jimmy Entraigües de VLC Noticias/ Fotografía: Editorial Contrabando
Fecha: 30 de enero 2014


La editorial valenciana Contrabando acaba de cumplir un año desde su nacimiento. Al frente de ella, un editor que conoce y sabe los riesgos de afrontar la aventura editorial en un mercado muy competitivo y de desigual trayectoria con algunos títulos. Aún así, Manuel Turégano apuesta por el riesgo y proclama la lectura y el libro como elementos sustanciales en el mercado cultural.
Prueba de ello es que Contrabando, en su línea de difundir las voces de ambas orillas hispanoparlantes, tiene abierta la narrativa y la poesía como puertas principales de su iniciativa. En opinión de Turégano “no creo que se pueda tener una buena perspectiva de la creación literaria en lengua española, a día de hoy, sin una lectura atenta y constante de los nuevos escritores de Latinoamérica”.En este primer año, destacan las publicaciones de ‘Suerte’, de la valenciana Bárbara Blasco; ‘De facto’, del poeta Sergio Pinto Briones; ‘Maldita seas tristeza’, del cubano Carlos Michel Fuentes; ‘Tan intertextual que te desmayás’, de las argentinas Ariana Harwicz y Sol Pérez o ‘Guayacán/Virgen Bacon’, del poeta chileno Aldo Alcota.
VLCNoticias charló con el editor Manuel Turégano para conocer de cerca este primer cumpleaños de Crontabando y descubrir, desde una voz experimentada, los problemas de una editorial independiente a la hora de iniciar su andadura
El Péndulo: ¿Cómo ha sido el primer año de Ediciones Contrabando?
Manuel Turégano: Muy duro, muy instructivo y muy estimulante. Los tiempos son lo que son, vivimos la mayor crisis en décadas. Pero las crisis son también períodos fértiles para lo nuevo, incluso para la creación literaria misma. Nosotros hemos dado pasos bastantes significativos en la dirección que queríamos seguir. Eso es lo importante, y lo que permite afirmar que, a pesar de todo, ha sido un buen año.
E.P.: ¿Son favorables estos tiempos para la creación de una nueva editorial?
M.T.: No lo sé, el tiempo lo dirá. A nosotros no nos ha ido mal. Ahora tenemos ya ocho libros, de tres colecciones diferentes. Todos los hemos presentado en actos muy concurridos. Eso es, sin duda, un buen comienzo, y un buen augurio. Aunque es verdad que la venta de libros decrece, sobre todos a través los canales tradicionales. El remedio a esto, sin embargo, también está claro: hay que ir directamente al lector, contactar con él, bien personalmente, bien a través de internet. El reto es nuevo, pero muy estimulante.
E.P.: ¿Crees que las editoriales independientes ofrecen obras más arriesgadas, literariamente, que las ya conocidas en el ambiente?
M.T.: Sí, creo que es así. Las grandes editoriales se ven obligadas, por la dinámica del mercado, a buscar best seller que les ayuden a cuadrar sus cuentas, peligrosamente desequilibradas. En consecuencia, arriesgan menos, buscan las ventas seguras, se lo piensan cien veces antes de apostar por un autor nuevo y rechazan casi todo lo que no tiene un aire comercial evidente. Si se quiere encontrar a los buenos escritores del porvenir, hay que leer los libros que publican hoy las editoriales independientes, que son las que apuestan por ellos en estos momentos.
E.P.: ¿Hay un estallido masivo de editoriales independientes en la actualidad?
M.T.: Sí, por supuesto. Las grandes son ya en buena medida dinosaurios integrados en ese complejo llamado ‘industria del entretenimiento’. El vacío que dejan, lo rellenan automáticamente nuevas editoriales independientes que siguen haciendo esa labor incansable e imprescindible de ofrecer canales de edición a la nueva literatura, a los autores emergentes y, también, a buenos autores a los que la industria les hace el vacío por su supuesta falta de comercialidad o el sesgo rupturista de sus propuestas literarias.
E.P.: ¿Son importantes los nexos entre España y Latinoamérica para Ediciones Contrabando?
M.T.: Importantes no, son la esencia misma de la editorial. Desde que nacimos dijimos con toda claridad que queríamos ser una editorial hispana, una editorial donde tuvieran cabida textos de las dos orillas. Y nuestro catálogo es un reflejo muy fiel de esa filosofía: hay cuatro libros de escritores españoles y cuatro de autores americanos: dos poetas chilenos, un narrador cubano y dos autoras argentinas. Sin contar con los nuevos escritores de Latinoamérica es imposible tener una idea mínimamente acertada de la creación literaria en lengua española a día de hoy
E.P.: ¿Cómo puede llegar a sobrevivir sin problemas una editorial independiente?
M.T.: Pues trabajando mucho, editando buenos libros, buscando muchos y buenos lectores para ellos y haciendo una labor incansable de promoción de la literatura en lengua española, una literatura capaz de satisfacer, sin duda, a los lectores más exigentes. Y ese trabajo hay que hacerlo por dos medios fundamentales: la calle e internet. Por ‘calle’ entiendo dar la cara constantemente al público, de forma directa y no sólo a través de los medios. Y, por otro lado, internet es una herramienta básica hoy para encontrar nuevos públicos, y que nos exige aprender muchas cosas nuevas para sacarle todo el partido.
E.P.: Contrabando edita libros de narrativa y poesía. ¿Hay posibilidades de publicar libros de ensayo en el futuro?
M.T.: Nosotros hemos edificado una arquitectura con tres pies: narrativa, que incluye novelas y cuentos, libros de poesía y una tercera colección, ‘textos y contextos’, que está abierta al ensayo, la crítica literaria, la reflexión en todos los órdenes y el teatro. Una editorial literaria tiene necesariamente que tener una ventana abierta al pensamiento.
E.P.: ¿Es difícil vender libros de poesía? ¿Hay público fiel para textos poéticos?
M.T.: Sí, las dos cosas. Es difícil venderlos y, a la vez, hay un público que los busca, los compra y los lee. Un público minoritario, pero muy activo, muy fiel, muy bien formado, muy ‘leído’, por así decirlo. Casi en todas las ciudades españolas hay un pequeño circuito poético, de locales, revistas, tertulias… que configuran un espacio muy importante. Conocer esa realidad nos animó a editar poesía y el resultado, hasta ahora, es más que satisfactorio.
E.P.: Muchas de las portadas de los libros de Contrabando fueron creadas por artistas. En eso se ve que hay una preocupación estética como característica de la editorial…
M.T.: A veces nos olvidamos de que el libro no es sólo el interior; la portada, las cubiertas, la tipografía, la encuadernación… también son el libro. El libro tiene que aspirar a la perfección, conjugando e integrando todos los factores. Cada editorial tiene que tener un perfil y un diseño singular; pero a la vez, cada libro tiene que tener su propia identidad. Intentamos tener en cuenta ambas cosas, aunque no siempre es fácil. Trabajar con artistas e ilustradores es un beneficio añadido, pero también una fuente de sanos conflictos. En todo caso, lo seguiremos haciendo en el futuro.
E.P.: ¿Qué planes tiene la editorial para los próximos meses?
M.T.: Seguir editando, que no es poco. Ya no somos un simple proyecto, ahora tenemos un catálogo incipiente y muchos libros valiosos e interesantes llamando a la puerta. Por desgracia, ni siquiera podemos publicar todo lo que nos llega y merece ser publicado. Además, la exigencia de llevar cada libro “casa por casa” consume mucho tiempo y esfuerzo, pero es imprescindible, lo vamos a seguir haciendo. Y, además, claro, vamos a multiplicar nuestra actividad en internet y en todas las redes sociales. Y a potenciar la venta on-line, que es la forma más rápida, cómoda y barata, tanto para el lector como para la editorial. Nuestra web ya dispone de una tienda y de un sistema de venta segura, asequible para todos.
E.P.: Si hubieras conocido a Kafka, Proust o Joyce en los tiempos donde aún no tenían reconocimiento, ¿les hubieras publicado?
M.T.: Claro, uno está tentado a contestar rápidamente que sí, que por supuesto. ¿Quién no quisiera colgarse semejante medalla? Pero los editores estamos inevitablemente marcados por lo que se podría llamar el ‘síndrome de Gide’, que como es sabido rechazó el primer volumen de ‘En busca del tiempo perdido’ cuando era lector de Gallimard. Nadie está a salvo de cometer un error. Pero lo cierto, también, es que editoriales como la nuestra, que no están tan pendientes de encontrar el best seller de primavera, o del próximo otoño, pueden afinar más su oído y ser más receptivas a las propuestas más novedosas y rupturistas, como lo fueron en su día los libros de Joyce, Kafka o Proust.
E.P.: ¿Hay más editoriales en Valencia o en el resto de España que tengan similitudes a las ideas de Contrabando?
M.T.: Sí claro, no somos los únicos. De todas formas, Ediciones Contrabando, amén de por nuestro propio deseo, reconozco que también ha nacido por una cierta ‘necesidad’. Necesidad de abrir cauces a autores y a obras que no lo tienen nada fácil en el mercado editorial actual. Cierto, en España se publican demasiados libros, casi cien mil al año. Pero si contamos solo a los que corresponden a la franja de literatura en castellano de autores noveles o emergentes, veremos que hay una desproporción increíble. No olvidemos, además, que la mayoría de los sellos independientes aparecidos estos últimos años se dedican sobre todo a traducir autores y obras extranjeros.
E.P.: ¿Dónde crees que le puede ir mejor a la editorial, en el mercado español o latinoamericano?
M.T.: Hoy en día trabajamos casi en exclusiva en el mercado español, aunque hemos comenzado a buscar un distribuidor para Iberoamérica. No obstante, si tomamos un poco de perspectiva respecto al proyecto en sí, creo que en el futuro seremos una editorial muy volcada a Hispanoamérica. El lector hispanoamericano es, a veces, mucho más osado y atrevido, más abierto a la novedad. Si todo va bien, este año espero que vayamos a la Feria del Libro de Guadalajara, en México, para hacer nuestra presentación “americana”.
E.P.: Hasta la fecha, ¿con cuál libro de los ya editados volverías a publicar una segunda edición?
M.T.: De momento, no somos muy ambiciosos, ni alocados, no queremos ir a la quiebra demasiado pronto… Lo prioritario para nosotros es vender los 500 ejemplares de la primera edición de cada libro. Puede parecer poco, pero es que la gente desconoce las cifras reales de ventas de este país. Y no digamos los años que necesitaron Joyce o Kafka, por volver a citarlos, para vender esa cifra de libros en su tiempo. Sin duda, muchos de los libros que editamos venderán muchos más ejemplares, y se reeditarán, algunos muy pronto, pues están casi agotados, pero aún así creo que durante mucho tiempo no perderemos esta guía: lo importante es vender los 500 ejemplares de la primera edición de cada libro. Si lo hacemos, Contrabando vivirá. Y en ello estamos.