Carlos Michel Fuentes (Presentación de “Maldita seas tristeza” en L’Eliana 19/09/2014)
A Severo Sarduy y Reinaldo Arenas, mis gusanos favoritos.
El texto es un gusano que se arrastra y se contorsiona sobre la rama de un
ciruelo, que muerde y engulle cruda sus hojas , con montones de patas y con sus
patas falsas en ordenada marcha, desfilando con la escopeta al mismo hombro
donde lloró la modelo desnuda, por vergüenza y por hambre , y otras veces ha de
ser un bicho que crezca, que se vaya en vicio, virulento y hemofílico ante los
ojos saltones de un dios hipertiróidico , persiguiendo las profecías de su baba
peregrina y borracha, descalzo hasta el ombligo para no contaminar al lector
con la mugre que traiga de la calle en sus zapatos o con el manto oxidado que
cubre las miserias de su propio corazón. Un gusano común con sus vagones
comunes, repletos del vomito de antiguas bacanales, azuzados por la basca y el
hastío de la cotidianidad químicamente pura de la vida. El texto, cualquier
texto, cualquier hilera de signos: signos solos, signos andando de cabeza o
razonables signos cuerdos, han de ser capaces en su extravagante show, de
tiranizar al tirano, o lo que es lo mismo, pervertir el orden y la armonía del
espejo oval donde nos reflejamos a diario, heredado el vidrio sagrado de la
abuela pensionista o comprado tal vez en un chino de barrio . Un gusano voraz erotizado
por la inercia, que devore la hoja que lo sostenga a ojos vista de los hombres,
justo antes del instante en que trasmuta en mariposa libre destinada y de
acabar finalmente en la barriga de algún sapo revolucionario u ortodoxo. El
texto debe ser frágil y enfermizo para que podamos ampararlo con nuestra
grandeza. Se aconseja enfrentarlo sin reverencias, sin servilismos, sin
admiración, sin doblegarnos , sin amarle nunca, leer con desprecio, con
frialdad, con cierto asco. Intentar un disfrute placentero. Evitar el placer y
el disfrute. Tomar la justicia en nuestras manos y desmembrar al anhelo
fetichista y absurdo de encontrarnos en él. El lenguaje siempre es marginal,
siempre hiperbólico, exaltación tenaz de la bravura de eros, santa pachorra de
los costureros. Viejo traje en cuerpo nuevo. Texto-saliva para engatusar a las
damas con dinero o sin el, texto-tinta para envenenar a las vulgares polillas.
Escisión brutal en el lenguaje, disparate perfecto y trashumante. En “Maldita
seas tristeza” encontraran textos, cortos y frágiles, balbuceando sobre el
amor, hablando de La Habana, de la ciudad perdida, de perros callejeros, de la
alegría y sus secuaces, de la muerte y de la tristeza que nos sodomiza y
seduce, contemplarán el retrato fauvista de un bitongo hombre de acción,
escucharán de manteles y de hambres, del virus mutante de la soledad, de
estrategias y mañas para mendigar con éxito, para suicidarse con éxito,
conocerán de dos viejas que sobreviven encerradas en una casa muy grande de La
Habana, sitiadas por el caos y la sinrazón, oirán hablar de sexo, de un mulato
rescabucheador que devuelve la fe a una mujer que se desmaya, de un cazador de
ratas, de un perro chino que se descompone en el hueco de un ascensor y de dos
que se abrazan en el aire, del mar, de lo que trae consigo, de lo que nos
arranca, del extraño hallazgo de un minotauro muerto en una habitación de
hospital. Fueron escritos estos textos a tirones durante estos últimos dos años
y colocados finalmente en este libro en blanco. Poco se de todo y este libro es
la maldita prueba de mi ignorancia. Aún así, me alegra su existencia, pues de
mi, sólo quedarán sus palabras, convocadas por la muerte, abocadas a la
descomposición y tal vez el recuerdo persistente del reflejo de tu lamparita
sobre el lustre de mi bálamo pueril. La sensación de cosquilleo producida por
las patas del gusano en nuestras barrigas puede ser cuestionada, podemos dudar
de su existencia, pero la sensación como tal, es absolutamente real y es eso lo
que cuenta. Este libro es sólo la sensación de su propia existencia. Queda
prohibida además, cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación
pública o transformación total o parcial de él por cualquier medio o
procedimiento sin la autorización previa y por escrito de los titulares de
derecho de explotación. Se terminó de imprimir en la ciudad de Torrent en el
mes de octubre del año 2013.
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