ENTREVISTA a Manuel Turégano, editor de Contrabando
Con
motivo del primer aniversario de la presentación pública de la Editorial, el
pasado 26 de enero, en Valencia, “Libros por libre” (a través de Aldo Alcota), ha realizado esta
entrevista con el editor de Contrabando.
¿Cómo ha
sido el primer año de Ediciones Contrabando?
Muy duro, muy instructivo y muy estimulante. Los
tiempos son lo que son, vivimos la mayor crisis en décadas. Pero las crisis son
encrucijadas en las que lo nuevo encuentra siempre huecos inesperados por donde
irrumpir. Y también son tiempos estimulantes para la creación. Nosotros hemos
dado pasos bastante significativos en la dirección que queríamos seguir. Eso es
lo importante, y lo que permite afirmar que, a pesar de todo, ha sido un buen
año. Como decía un titular de prensa el otro día: “En todas las crisis aumenta
el contrabando”.
¿Son
favorables estos tiempos para la creación de una nueva editorial?
No lo sé, el tiempo lo dirá. A nosotros no nos ha
ido mal. Hemos editado ocho libros, creado tres colecciones diferentes y
realizado gran número de actos y presentaciones, con una notable afluencia de
público. Todo eso son signos positivos y alentadores. Pero al mismo tiempo hay
que reconocer que las ventas de libros están en un acusado descenso, sobre
todos en los canales tradicionales. El remedio a esto, sin embargo, también
está claro: hay que ir directamente al lector, contactar con él, bien
personalmente, bien a través de internet. El reto es nuevo, pero muy
estimulante.
¿Crees
que las editoriales independientes ofrecen obras más arriesgadas,
literariamente, que las ya conocidas en el ambiente?
Sí, creo que es así. Las grandes editoriales se
ven obligadas, por la dinámica del mercado, a buscar best seller que les ayuden a cuadrar sus cuentas, peligrosamente
desequilibradas. En consecuencia, arriesgan menos, buscan las ventas seguras,
se lo piensan cien veces antes de apostar por un autor nuevo y rechazan casi
todo lo que no tiene un aire comercial evidente. Para leer a los grandes
escritores del futuro, hoy en día hay que acudir a las editoriales
independientes, que son las que están apostando por ellos, aun a riesgo de
romperse la crisma en el intento.
¿Hay un
estallido masivo de editoriales independientes en la actualidad?
Sí, por supuesto. Las grandes son ya
verdaderamente mastodontes integrados, en gran medida, en ese complejo llamado “industria del
entretenimiento”. El vacío que dejan, lo rellenan automáticamente nuevas
editoriales independientes, que siguen haciendo esa labor incansable e
imprescindible de ofrecer canales de edición a la nueva literatura, a los
autores emergentes y, también, a buenos autores a los que la industria les hace
el vacío por su supuesta falta de comercialidad o el sesgo rupturista de sus
propuestas literarias.
¿Son
importantes los nexos entre España y Latinoamérica para Ediciones Contrabando?
Importantes no, son la esencia misma de la
editorial. Desde que nacimos dijimos con toda claridad que queríamos ser una
editorial hispana, una editorial donde tuvieran cabida textos de las dos
orillas. Y nuestro catálogo es un reflejo muy fiel de esa filosofía: hay cuatro
libros de escritores españoles y cuatro de autores americanos: dos poetas
chilenos, un narrador cubano y dos autoras argentinas. No creo que se pueda
tener una buena perspectiva de la creación literaria en lengua española a día
de hoy sin una lectura atenta y constante de los nuevos escritores de
Latinoamérica.
¿Cómo
puede llegar a sobrevivir sin problemas una editorial independiente?
Pues trabajando mucho, editando buenos libros,
buscando muchos buenos lectores para ellos y haciendo una sana pedagogía de que
la literatura hecha hoy en día y la literatura en lengua española tienen la
calidad necesaria para cubrir las expectativas del lector más exigente. Y ese
trabajo hay que hacerlo por dos medios fundamentales: la calle e internet. Por
“calle” entiendo dar la cara constantemente al público, de forma directa y no
sólo a través de los medios. Y, por otro lado, internet es una herramienta
básica hoy para encontrar nuevos públicos, aunque quizá todavía no sabemos
explotarla suficientemente bien.
Contrabando
edita libros de narrativa y poesía. ¿Hay posibilidades de publicar libros de
ensayo en el futuro?
Nosotros hemos edificado una arquitectura con
tres pies: narrativa, que incluye novelas y cuentos, libros de poesía y una
tercera colección, “textos y contextos”, que está abierta al ensayo, la crítica
literaria, la reflexión en todos los órdenes y el teatro. Una editorial
literaria tiene necesariamente que tener una ventana abierta al pensamiento.
¿Es
difícil vender libros de poesía? ¿Hay público fiel para textos poéticos?
Sí, las dos cosas. Es difícil venderlos y, a la
vez, hay un público que los busca, los compra y los lee. Un público
minoritario, pero muy activo, muy fiel, muy bien formado, muy “leído”, por así
decirlo. Casi en todas las ciudades españolas hay un pequeño circuito poético,
de locales, revistas, tertulias... que configuran un espacio muy importante.
Conocer esa realidad nos animó a editar poesía y el resultado, hasta ahora, es
más que satisfactorio.
Muchas
de las portadas de los libros de Contrabando fueron creadas por artistas. En
eso se ve que hay una preocupación estética como característica de la
editorial…
A veces nos olvidamos de que un libro tiene que
aspirar a ser un “objeto perfecto”. Las cubiertas, la portada, son tan libro
como el interior. Todo tiene que formar una unidad. Aquí hay que conjugar dos
factores: una editorial debe tener un aire reconocible, un diseño que la
identifique; pero a la vez, cada libro tiene que tener su propia identidad.
Intentamos tener en cuenta ambas cosas, aunque no siempre es fácil. Trabajar
con artistas e ilustradores es un beneficio añadido, pero también una fuente de
sanos conflictos. En todo caso, lo seguiremos haciendo en el futuro.
¿Qué planes tiene la editorial para los
próximos meses?
Seguir editando, que no es poco. Ya no somos un
simple proyecto, ahora tenemos un catálogo incipiente y muchos libros valiosos
e interesantes llamando a la puerta. Por desgracia, ni siquiera podemos
publicar todo lo que nos llega y merece ser publicado. Además, la exigencia de
llevar cada libro “casa por casa” consume mucho tiempo y esfuerzo, pero es
imprescindible, lo vamos a seguir haciendo. Y, por supuesto, vamos a potenciar
nuestra presencia en internet y las redes sociales, así como la venta on-line,
a través de nuestra página web, que es la forma más rápida, cómoda y barata,
tanto para el lector como para la editorial.
Como
editor y escritor, ¿qué ciudad es más favorable para que un autor pueda
desarrollarse y vivir inmerso en el ambiente literario veinticuatro horas? Hoy
en día se habla mucho de Barcelona y Nueva York.
Dudo mucho de esas creencias. Los grandes escritores
no salen siempre del “centro”, sino muchas veces de la periferia. La Praga de
Kafka o el Dublín de Joyce no eran precisamente el centro del mundo a comienzos
del siglo veinte, y sin embargo Kafka y Joyce revolucionaron completamente la
literatura. Los escenarios son importantes, pero no creo que definan a priori
la calidad de la obra.
Si hubieras conocido a Kafka, Proust o
Joyce en los tiempos donde aún no tenían reconocimiento, ¿les hubieras publicado?
Claro, uno está tentado a contestar rápidamente
que sí, que por supuesto. ¿Quién no quisiera colgarse semejante medalla? Pero
los editores estamos inevitablemente marcados por lo que se podría llamar el
“síndrome de Gide”, que como es sabido rechazó el primer volumen de “En busca
del tiempo perdido” cuando era lector de Gallimard. Nadie está a salvo de
cometer un error. Pero lo cierto, también, es que editoriales como la nuestra,
que no están tan pendientes de encontrar el best
seller de primavera, o del próximo otoño, pueden afinar más su oído y ser
más receptivas a las propuestas más novedosas y rupturistas, como lo fueron en
su día los libros de Joyce, Kafka o Proust.
¿Hay más
editoriales en Valencia o en el resto de España que tengan similitudes a las
ideas de Contrabando?
Sí claro, no somos los únicos. De todas formas,
Ediciones Contrabando, amén de por nuestro propio deseo, reconozco que también
ha nacido por una cierta “necesidad”. Necesidad de abrir cauces a autores y a
obras que no lo tienen nada fácil en el mercado editorial actual. Cierto, en
España se editan casi ochenta mil libros al año, una barbaridad. Pero si
cogemos un segmento muy definido: literatura en lengua española, autores
noveles y obras arriesgadas, la cifra cae en picado. No olvidemos que gran
parte de los magníficos sellos editoriales independientes creados en España en
la última década se dedican casi en exclusiva a la traducción.
¿Dónde
crees que le puede ir mejor a la editorial, en el mercado español o
latinoamericano?
Hoy en día trabajamos casi en exclusiva en el
mercado español, aunque hemos comenzado a buscar un distribuidor para
Iberoamérica. No obstante, si tomamos un poco de perspectiva respecto al
proyecto en sí, creo que en el futuro seremos una editorial muy volcada en
Hispanoamérica. De hecho, uno de nuestros propósitos este año es ir a la Feria
Internacional del Libro de Guadalajara, México, verdadero epicentro de la
edición en lengua española. El lector hispanoamericano es muchas veces más
abierto, acepta mejor la novedad y el experimento, la ruptura, el texto del
porvenir.
Hasta la
fecha, ¿con cuál libro de los ya editados volverías a publicar una segunda
edición?
De momento, no somos muy ambiciosos, ni alocados,
no queremos ir a la quiebra demasiado pronto... Lo prioritario para nosotros es
vender los 500 ejemplares de la primera edición de cada libro. Puede parecer
poco, pero es que la gente desconoce las cifras reales de ventas de este país.
Y no digamos los años que necesitaron Joyce o Kafka, por volver a citarlos,
para vender esa cifra de libros en su tiempo. Sin duda, muchos de los libros
que editamos venderán muchos más ejemplares, y se reeditarán, algunos de ellos muy
pronto, pues están casi agotados, pero aún así creo que durante mucho tiempo no
perderemos esta guía: lo importante es vender los 500 ejemplares de la primera
edición de cada libro. Si lo hacemos, Contrabando vivirá. Y en ello estamos.
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