miércoles, 20 de noviembre de 2013

Sergio Marín, Sanatorio en llamas

















LA POESÍA LATINOAMERICANA SE ENCARGÓ DE LA CONTINUIDAD Y LA RENOVACIÓN DEL GÉNERO EN LENGUA CASTELLANA”.

Por Aldo Alcota.
           

Sanatorio (en llamas) es tu primer libro. ¿Sentías que ya era hora de publicar?
No sé si se siente que ya es hora de publicar como se siente otra cosa… lo que si sé es que el poeta desea hacerlo por una sencilla razón: uno cree en su obra y es por eso que a través de la publicación puede llegar a manos del buen lector, más allá de compañeros de letras o amigos. La sensación de saber que en el disco duro hay varios poemarios que se pueden quedar ahí es algo difícil de admitir, pero sin lugar a dudas, lo que verdaderamente importa es seguir escribiendo. Ser poeta no es algo pasajero, ni gratuito, uno ha de escribir siempre, y esto, es para siempre.

            “Porque escribí estoy vivo” advierte Lihn. ¿Te da vida la escritura, te mantiene despierto en este complejo mundo? ¿Por qué escribe Sergio Marín?
La poesía vive por sí misma, el poeta es un instrumento que trabaja con la palabra, y en esa labor es donde uno se siente vivir o morir sin morir o todo lo que se te ocurra. Cuando el poeta escribe no ocupa el mismo espacio ni utiliza el mismo tiempo, la cotidianidad está dentro de la membrana con que se recubre de soledad, es una labor en soledad, pero donde no se sufre, se vive; yo sufro cuando no escribo. Escribo porque es lo que mejor sé hacer.

            ¿Cuándo está acabado un poema?
Es difícil de determinar. Hay poemas que requieren un esfuerzo adicional para su terminación, más corrección, de todas las formas posibles, silencios, ritmo, adjetivo, puntuación e imagen, y un largo etc… y a veces si no se para se va, se destroza el poema. Si un poema es bueno en esencia, hay que eliminar lo que lo fuerza, lo que lo apaga, hay que sacarlo a flote. También hay ripios insalvables. Otros son casi perfectos cerca de su nacimiento y hay que manosearlos poco. Algunos, los mejores quizá, son los que podrían continuar, ellos solos, y lo bueno es que sigan en la cabeza de quien los lee…

            En 2010 publicaste una plaquette de título Inquilinos, por Editorial Transfusiones. ¿Cómo ves el avance de tu poesía desde esa publicación al actual libro? ¿Qué cambios ves en tu poética?
Existe una evolución. Un pulir y esculpir la palabra. Una búsqueda musical. Lo más grato es poder llegar a mantener el equilibrio entre música, imagen y la sensación de picor bajo el trapo… Esta evolución es por el propio trabajo y el devenir, es decir, leer y escribir o escribir y leer. Realmente uno sabe que ha encontrado algo cuando lo tiene en el papel, pero hasta ese momento, puede haber escrito muchos ripios, repetirse diciendo, o volver a fórmulas ya escritas que no dan resultado o que lo dieron y se corre el peligro del estancamiento. Hasta que se recoge un pulso nuevo y se le reconoce: esto es, aquí hay poesía.

            ¿Sientes cercanía con los circuitos literarios de España?
Realmente no, ninguna. Puede haber, y los hay, ciertos poetas en la periferia del panorama que escriben muy bien, pero con los que es difícil contactar para hablar de poesía. El resto es una repetición, una copia de la copia de la copia ya escrita hace más de… De hecho, hay bien pocos circuitos poéticos en España, lo que hay son circuitos de mamarrachadas y perfopoesía y toda esa caterva de pasquín social y poesía de barril. Se ha perdido la obra, lo que cuenta es lo que rodea la obra. Si para vender un  libro tengo que hacer el payaso mejor sigo leyendo, solo en mi casa o con amigos, a todo lo que me queda por leer, que es muchísimo.

            ¿Qué poetas no deben faltar nunca en tu biblioteca?
La lista es interminable. Diré: Lautréamont, algún surrealista, Larrea y Lorca, Paul Celan, Aldo Alcota, Pablo de Rokha, Nacho Cebrián, Pablo Camus, José Lezama Lima, Lola Pan, Góngora, Gonzalo Lagos, San Juan, Sebastián Vítola, Vallejo, Rilke, Virgilio y un largo etc. que abarca todos los tiempos.

           
Tu escritura es parte de un desgarro existencial y es a la vez testigo de un mundo que se cae a pedazos, absurdo y grotesco. Otras veces insistes en la fragilidad corporal, en la monstruosidad humana llena de ansiedad. ¿Qué es para ti lo monstruoso?
Lo cotidiano, con toda su belleza, y la cantidad humana donde se desenvuelven los aconteceres. Lo monstruoso está en todas partes, sólo hace falta mirar, pero cuidado, deja de ser algo interesante cuando se naturaliza, hay que apreciarlo desde la metáfora, para que pueda asirse una emoción renovada.

            ¿La poesía puede salvar al ser humano de la infamia cotidiana?
No creo en la poesía como salvación de ninguna manera, eso depende de la propia persona, y las personas somos demasiado complejas hasta en nuestra simpleza, estamos hechos, entre otras cosas, de contradicciones, así que un día alguien puede leer un buen libro de poemas y ver algo en sí mismo o a su alrededor, digámoslo así, virtuoso o perverso, y al día siguiente convertirse en un contrario, es decir, es el propio individuo el que elige los caminos, la poesía puede ayudar, o no, en ningún caso salvar. En eso estamos solos. Acaso, con suerte, contar con algún verdadero amigo.

            ¿Cómo definirías el Barroco, el Surrealismo y la extrañeza en la poesía?
Empezaré diciendo que a mí me podrían llamar neobarroco, para bien o para mal, pero me es indiferente. Yo creo en una estética en movimiento, y por qué no, tener algo de barroco es algo muy interesante, eso sí, quizás el simple o vago necesite algo más ligero para no esforzarse con sus emociones… Ya se han encargado otros de definir los términos. Yo creo en la  buena poesía, barroca o no, pero es cierto que donde muchos ven densidad y hasta oscuridad, yo veo luz, y mucha… El Surrealismo es el movimiento más comprometido y directo para con la sociedad y el arte, y a la vez es el más incomprendido o malinterpretado de todos. Hay grandes poetas y artistas surrealistas y a partir de ellos una gran influencia, directa o indirecta, en el arte en general. Negarlo o apartarlo supone negar la condición humana de la expresión artística, lo mismo que negar otros movimientos, lo que ocurre en la actualidad. Todo el mundo debería leerlos para así comprender un poco más el sentido del arte, de la poesía. El arte es un animal que nadie puede cazar, en continuo movimiento, afortunadamente para el resto unos cuantos lo atrapan por un instante, ese instante es el que vemos o leemos, por eso es tan grande e importante, negar algo así es vivir en una celda creativa pretenciosa e injusta. Grande el Surrealismo.

           
Eres un gran lector de poetas latinoamericanos ¿Qué cosas ves en ellos?
La poesía latinoamericana se encargó de la continuidad y la renovación del género en lengua castellana, recibiendo con los brazos abiertos a la vanguardia, y por supuesto más tarde cuando aquí sufrimos la dictadura y el consecuente enquistamiento. Quiero decir que fueron los que abrieron nuevos caminos creativos con un resultado increíble. Afortunadamente es de donde han podido y aún podemos mamar los poetas españoles, y de todo el mundo, por supuesto.

Hace tiempo que ya eres amigo del poeta cubano José Kozer. Él escribió una reseña sobre tu poesía y la proyecta como una de las grandes en el paisaje literario de España. ¿Qué es para ti  tener cercanía con Kozer?
A José no me lo presentó nadie, lo leí y su poesía me hechizó, busqué su correo y lo contacté. Su recibimiento fue para mí una grata sorpresa. Humilde y gran trabajador, me brindó una amistad que durará siempre. Y no sólo hablamos de poesía, no sólo intercambiamos textos u opiniones sobre este o aquel poeta, también hablamos de nuestras vidas, lo que hace que la distancia física se desvanezca y parezca que lo tengo al lado: calidad humana la suya, y como buen poeta, se lo ha leído todo… Lamentablemente aquí en España no se le ha leído todo lo que se merece. En cuanto a su opinión acerca de mi poesía, es para mí de gran valor ya que no sólo es un gran poeta sino que tiene un gran sentido poético. En todo este tiempo siempre ha valorado para bien mis textos, no sin crítica, por supuesto, lo que me lleva a pensar que es sincero, y eso es lo que más le agradezco.

            Junto con otros amigos formas parte del Simultaneísmo. ¿Qué camino poético plantean? Tienen una revista que ya lleva cuatro números ¿Crees en un trabajo poético colectivo?
Es difícil definir un camino poético conjunto, entre otras cosas porque aunque perteneciendo al Simultaneísmo, nuestras voces son bien diferentes. Sin embargo hay puntos coincidentes en y entre  todos nosotros, puntos como la herencia vanguardista en un plano general, recoger el imaginario, el uso de la metáfora, y en algunos de nosotros la búsqueda de un sentido musical en el poema. La imagen y el silencio. El verso libre. Lo que ocurre es que el Simultaneísmo no es definible porque, entre otras cosas es por lo que me preguntas ahora en tu siguiente cuestión, un trabajo colectivo de creación, de divulgación en cuanto a la revista se refiere, y de conexión entre poetas de otros lugares. El Simultaneísmo es un lugar de reunión entre poetas, aunque también organizamos jornadas poéticas en lugares donde cualquiera puede venir, poeta o no, para charlar y escuchar poesía, que es de lo que se trata…

            Tú y los simultaneístas han sido publicados en una antología de Brasil por Editorial Lumme. ¿Por qué publicados primero como grupo en Latinoamérica y no en España?
Nadie es profeta en su tierra. Envié unos textos a Francisco Dos Santos que leyó y apreció mucho; así nos propuso editar la antología donde están los textos de todos. Francisco hace una labor en Brasil admirable, dando cabida a poetas que como nosotros, tenemos difícil la publicación.

Hubo una plaquette que reunió poemas de todos los integrantes, autoeditada por vosotros, con motivo de vuestra participación en Vociferio (Festival de Poesía de Valencia). ¿Piensan publicar otra más adelante?
Es posible, así como también es posible otro tipo de publicaciones, por supuesto la revista y quizás algún libro. Desde luego obra hay, somos escritores fecundos. Detrás de toda publicación hay un esfuerzo.
           
            ¿Cómo fue concebido Sanatorio (en llamas)? ¿Cuál fue su proceso?
La concepción del Sanatorio (en llamas) forma parte del proceso creativo, del devenir donde el poeta habita en su momento. Influyen muchas cosas, pero siempre buscando la diferencia con lo anterior escrito. No hay que repetirse, las fórmulas se gastan y aburren a no ser que el poeta sea un genio. Así, en el momento en que uno recoge un nuevo pulso y lo reconoce empieza el flujo, el verso fluye. Acababa de escribir otro poemario bien diferente (Gracia) y entre otras lecturas leía a Juan Luis Martínez. Me sedujo la idea de las imágenes o fotografías, otra vez la búsqueda, aunque después ganó la palabra con mucha ventaja… La diferencia con otros escritos fue la concepción del Sanatorio como poemario, es decir, con las consecuentes conexiones en cuanto a forma, dividir en tres partes el poemario no es gratuito, tiene un sentido estético que por supuesto no condiciona a los poemas en su individualidad. Es un poemario amplio en cuanto a registros porque el Sanatorio es todo y somos todos, por dentro y por fuera, es espacio y es objeto y es dentro y fuera del espacio y del tiempo, es emoción entrando y saliendo, es símbolo y además quema…También encontré cierta musicalidad en gran parte de los poemas, así como la importancia del silencio. Siempre, eso sí, sin estar condicionado por lo que se quiere expresar, sin recoger ningún discurso que probablemente hubiera maltratado y aniquilado la poesía. El proceso duró unos seis meses y me sentí muy libre al escribirlo. Estoy muy contento con el resultado. Ahora la obra ya no me pertenece y eso me alegra…

            Eres un poeta prolífico y cuentan que tienes más textos inéditos. ¿Debe el poeta escribir todos los días o sólo cuando tenga un arranque de luz que provenga de su imaginación? ¿De qué depende el pulso escritural de un poeta?
En mi caso, me veo en la necesidad de escribir casi continuamente, aunque sé que es fruto de mi neurosis, que poco a poco he ido reconociendo y tranquilizándome en momentos de escasez creativa. Pero creo en el trabajo, y la lectura forma parte del poeta tanto como la escritura. Cada uno encuentra el pulso cuando lo encuentra y ese es el momento importante, el momento en que hay que dejarse de tonterías y no distraerse, escribir, porque se va, se evapora, y aunque puede volver, a veces no regresa. No me puedo perdonar dejar marchar ese momento porque he quedado para tomar un café y hablar de cualquier chorrada, o porque tengo que ir a comprarme unos calzoncillos aunque sólo tenga uno y lo tenga que lavar todos los días. En la práctica es difícil, el entorno nos absorbe, pero con el tiempo se aprende a compaginarlo todo, se aprende a sujetar el pulso y a no convertirse en misántropo, aunque la labor de escribir es en soledad. ¿Para qué sino uno escribe? ¿Acaso hay que escribir sólo los domingos? La inspiración no existe, en todo caso hay en el poeta un instinto constante, a veces inapreciable, con el que convive y desde donde se atrapa al poema.

           

           




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